Los bancos y las comisiones

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Lo que más irrita a los usuarios de los productos de la banca es sin duda el pago de comisiones. De hecho, es la primera causa de cambio de banco o caja. Parece injusto pagar una comisión por manejar un dinero que es nuestro y al cual el banco ya le saca un rendimiento al poder operar con él cuando está en nuestra cuenta sin utilizar.

Pues, aún así, nos cobran comisiones: en un cajero automático, realizando transferencias a otra cuenta o por realizar operaciones que no parecen tan costosas para el banco como las domiciliaciones, el mantenimiento de la cuenta o la cuota anual de la tarjeta. En España, todas las comisiones están reguladas por el Banco de España, que es quien dice los importes máximos que se pueden cobrar, luego depende de la política de nuestro banco cobrar menos o no.

En algunas ocasiones las comisiones que nos cargan rozan el fraude. ¿A alguien le han cobrado comisiones o gastos de servicios que no se han llegado a dar? Por ejemplo cuando un servicio telefónico o de Internet no funciona, o funciona mal. Tampoco, si todo funcionara bien, se deberían cobrar comisiones por actos de los que el único responsable es el banco. En ocasiones un error humano por parte del banco (como realizar un cargo de 1500 euros en lugar de 150) puede dejar la cuenta en números rojos varios días, que por supuesto genera unos intereses en nuestra contra (deudores) y las temidas comisiones de descubierto. Pues incluso en este caso nos toca a nosotros detectarlo y reclamar.

Aparte de las comisiones de servicios existen otros abusos que se practican con demasiada frecuencia. La actual normativa obliga a que darse de baja de un producto o servicio ha de poder ser tan sencillo como darse de alta pero a veces no es así. Se pueden contratar tarjetas de crédito, seguros, etc., incluso a pie de calle o por teléfono con apenas poner la firma en el impreso que un agente nos tiene preparados, pero el día que deseemos darnos de baja habremos de instar en uno y otro teléfono, acudir en persona, enviar un fax, etc. No es igual de sencillo por mucho que pregonen. Por no hablar de la letra pequeña de los contratos, que, obviamente, es tan pequeña que nadie la lee, a no ser que quiera dejarse la vista en el intento (es que yo nunca he entendido eso de «voy a poner esto en letra pequeña para que no lo leas»).

Actualmente, parece que triunfan las ofertas de los bancos que quitan todas estas molestas comisiones de servicio: transferencias, tarjetas, mantenimiento, etc. Los bancos de internet, como ING, debido a sus menores costes, pueden ofrecerlo. También los grandes bancos como el Santander o Bancaja hacen estas promociones a los clientes que cumplen algunas condiciones como domiciliar nómina, recibos, o tener un determinado saldo de inversiones.

Lo que yo me pregunto es: ¿Por qué tenemos que ir a pelearnos con el banco y a “negociar” para que nos quiten las comisiones? ¿No ganan ya bastante moviendo nuestro dinero cuando lo tenemos en sus cuentas?