«Señor ministro:
Le escribo para comentarle mi situación ahora que puedo y me hace caso porque quiere mi voto. Es la situación de los ciudadanos normales, trabajadores, con responsabilidades familiares y dificultades para llegar a fin de mes.
Me gustaría que entendiera cuáles son mis problemas, con la esperanza de que algún día los tenga en cuenta y busque soluciones, y que las promesas que hace estos días se cumplan de verdad. Soy un joven madrileño y, aunque tengo un trabajo, a parte de las horas que echo por menos de 1.000€, hay muchas cosas que no me puedo permitir. Me gustaría comprar un piso algún día, más que nada porque con lo que me gasto de alquiler por lo menos tendría algo en propiedad, pero con mi sueldo de mileurista lo veo muy difícil. Las únicas viviendas que podría pagar son las de Protección Oficial, que al menos tienen unos precios más justos. Pero en Madrid acceder a las VPO es más difícil que te toque la lotería. ¿Qué va a hacer usted por mi vivienda señor ministro?
Yo vivo de alquiler. Siempre había oído decir que había muchos pisos vacíos pero cuando comencé a buscar un piso para alquilar no los encontraba, en todas partes, por pisos de 40 metros o 50, me estaban pidiendo no sólo hasta 700 euros al mes, lo cual supone el 70% de mi paga, sino que me exigían avales bancarios o fianzas de cantidades de las que no dispongo. Pensé en pedir ayuda en las Oficinas de la Vivienda o en la Sociedad Pública de Alquiler, pero fue en vano, pues el 40% de ayuda, según sus normas, no me permitía alquilar ninguno de los pisos que había allí. Además, tengo 30 y tantos y me paso del limite de edad para otras ayudas.
Y si ya es difícil poder pagarse una casa, el siguiente problema: malabarismo financiero para llegar a fin de mes con lo que me ha quedado. Le decía que apenas cobro 1000 euros, y todo en este país no ha dejado de subir, empezando por el pan, la leche, la gasolina, etc., todo menos mi nómina.
Ha prometido cambios y reformas fiscales como, por ejemplo, eliminar el impuesto de Patrimonio, pero, ¿en qué me beneficiará esto a mí? En nada, es un impuesto de ricos. ¡Ojalá yo pagara Patrimonio! ¿Debería analizar así sus propuestas? ¿Pretende usted beneficiar a alguien en concreto, señor ministro? Los ciudadanos normales y trabajadores como yo somos mayoría en España y sería una lástima que no nos tuviera en cuenta. Hay otras promesas que, a priori, no están tan mal, como la exención a quien gane menos de 16.000 euros. De todas formas, siento que pueden hacer mucho más. ¿Por qué, ahora que puede, no mejora la deducción por alquiler? Siempre ha sido el gran olvido de las políticas fiscales y sociales.
Y hablando de otras cosas, señor ministro, se supone que actualmente tenemos una economía del bienestar con un sistema de pensiones y de salud públicos del cual yo personalemente estoy orgulloso, pero también veo alguna carencia. Mi banco ya me ha recomendado un plan de pensiones por si acaso, a pesar de que todavía soy joven. Actualmente con lo que recibe un anciano como mi abuelo, un pensionista, resulta difícil vivir, imposible si hay que pagar mensualmente un alquiler o una letra de un préstamo hipotecario. ¿Qué medidas va a tomar usted para que no resulte obligatorio el plan de pensiones? ¿Vamos a tener más residencias de ancianos de carácter público para gente como mi abuelo? Por si no sabe lo que cuesta una residencia privada, le aseguro que es mucho más de lo que permite la pensión y muy pocas personas se pueden permitir pagar varios miles de euros al mes en una residencia privada. Cómo diría uno que yo conozco: “Yo quiero que el abuelito … no se tenga que preocupar de estas cosas”.
En la misma situación se encuentran las personas dependientes o enfermas que la Seguridad Social no puede ayudar y que necesitan cuidados permanentes de una persona. Ya existe una ley de dependencia, pero si usted no progresa en la financiación de esta ley no servirá de nada. Por cierto, recuerde, señor ministro, que la política social, las pensiones, el empleo y la sanidad es lo que más se ha de desarrollar y cuidar en un país, puesto que nos afecta a todos, especialmente a los más débiles.
Dentro de poco la campaña electoral habrá finalizado y yo volveré a ser un ciudadano normal al que los poderes ignoran, sólo espero que todas las esas promesas forzadas por la proximidad de las elecciones sirvan para algo. Por lo menos en mi pueblo se que tengo piscina, polideportivo o asfaltado de carretera nuevo cada cuatro años. Viva la democracia.
En fin, señor ministro, le deseo sinceramente que le vaya muy bien, ya que su éxito es el éxito de mi país, y por tanto el mío. Como diría alguno: buenas noches .. y buena suerte.»