Muchas veces es necesario financiar la adquisición de bienes o necesidades como pueden ser el coche, la moto, los gastos del dentista, un viaje especial, etc.. o afrontar gastos inesperados en situaciones imprevistas. Para eso utilizamos préstamos de pequeña cuantía en los que el banco o los intermediarios piden al solicitante del préstamo ciertos requisitos para su concesión: tener nómina, empleo fijo, etc. y además personas que se comprometan como avalistas; a esto se le denomina avales personales y los puede presentar la misma persona que solicita el préstamo. Estos préstamos personales tienen unos tipos de interés que oscilan en torno al 9% actualmente, dependiendo siempre de las características del préstamo y del aval presentado.
Pero a veces nos encontramos en determinadas circunstancias en las que no nos es posible presentar avales. Por eso algunas entidades ofrecen los préstamos sin aval. Los préstamos sin aval suelen ser préstamos de pequeñas cuantías, de 600 a 6.000 euros, aunque pueden llegar a los 60.000. Este tipo de financiación sin aval es ofrecida por todo tipo de entidades financieras, desde la banca tradicional hasta las empresas que se anuncian diariamente en la prensa y en la TV así como otras pequeñas empresas intermediaras localizadas por toda España. Lo único que tenemos que presentar es el D.N.I y la última nómina.
Estos préstamos, al concederse sin aval, tienen un tipo de interés muy elevado, que puede llegar al 25% TAE. Es así por los altos riesgos que supone para la entidad, que soporta tasas muy elevadas de morosidad e impago. A pesar de estos altos tipos de interés los préstamos sin aval continúan resultando atractivos, porque para muchas personas son la única posibilidad de obtener el crédito que necesitan y porque, además, ofrecen una tramitación muy rápida; en 24 o 48 horas ya se puede obtener una respuesta por parte de la entidad y si se ha concedido el préstamo se procederá a ingresar la cantidad en cuenta. Los clientes de los préstamos sin aval suelen ser personas de 30 y 55 años, con ingresos mensuales de entre los 700 y los 1.500 euros.
Debido a las condiciones especiales de este tipo de préstamos conviene examinar detenidamente los contratos que firmamos para evitar sorpresas o situaciones complicadas de impago en un futuro.